El bulldog inglés desciende de los antiguos molosos del Tíbet, de los que se ha ido diferenciando cada vez más con el paso de los siglos. Se usaba en Gran Bretaña para luchar contra los romanos cuando, en el año 55 a. de C., intentaron invadir por primera vez las islas británicas; contra los cristianos en las arenas, después de haber sido importados a la capital del imperio por los legionarios romanos; contra los osos, leones, monos, tejones y hasta sus propios congéneres, pero por sobre todo contra los toros.
Bulldog no significa "perro-toro", sino "perro para el toro".Su historia, que los ha llevado a distanciarse cada vez más de los antiguos molosos para aproximarse a la morfología de los ejemplares de hoy en día, empieza con el bull-baiting. Este término denomina aquellos combates entre perros y toros que se difundieron en la antigua Inglaterra, en un principio sobre todo entre los trabajadores y mineros de la región del Black Country.Cuenta la historia que en el año 1209 el inglés lord Stanford presenció por casualidad el derribo de un toro por parte de dos perros que pertenecían a un carnicero. El espectáculo le agradó tanto que decidió regalar el prado donde había tenido lugar el enfrentamiento a los carniceros para que todos los años se organizara una competición.Con la difusión de estos combates apareció la necesidad de establecer un reglamento: el toro era atado por los cuernos con una cuerda de unos 23 metros que se fijaba a una anilla de hierro o a una estaca clavada en el suelo. Cuando el toro se acostumbraba a moverse dentro del círculo que le permitía la cuerda, se daba comienzo a la lucha. Vencía el que lograba morder al toro en el hocico, manteniendo la presa hasta que el animal después de haber intentado inútilmente quitarse el perro de encima, caía extenuadamente desangrada. |
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